martes, 22 de marzo de 2011

Conclusiones

El feto puede ver, oír, experimentar, degustar y, de manera primitiva, incluso,
incluso aprender en el útero. Lo más importante es que puede sentir, no con la
complejidad de un adulto, si bien, de todos modos, siente.
Consecuencia de este descubrimiento es el hecho de que lo que un niño siente y
percibe comienza a modelar sus actitudes y las expectativas que tiene con respecto a sí mismo. Si finalmente se ve a sí mismo y por ello, actúa como una persona feliz o triste, agresiva o dócil, segura o cargada de ansiedad, depende parcialmente de los mensajes que recibe acerca de sí mismo mientras está en el útero.

La principal fuente de dichos mensajes formadores es la madre del niño. Esto no significa que toda preocupación, duda o ansiedad fugaces que una mujer experimenta repercutan sobre su hijo. Lo importante son los patrones de sentimiento profundos y constantes. La ansiedad crónica o una intensa ambivalencia con respecto a la maternidad pueden dejar una profunda marca en la personalidad de un niño no nacido. Por otra parte, emociones intensificadoras de la vida, como la alegría, el regocijo, y la expectación, pueden contribuir significativamente al desarrollo emocional de un niño sano. 




1 comentario:

  1. Los bebes aunque esten en el útero pueden aprender y conocer el mundo que los rodea.

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